Hace milenios, los maestros tántricos de la India y Oriente hablaban muy bien de los puntos de acupresión en la próstata y el perineo, que aportaban salud terapéutica y un mayor placer. La gente creía que el masaje de próstata regular podía ayudar a mantener una mejor vida sexual y mejorar el rendimiento sexual personal. Los reyes y sultanes solían recibir masajes de próstata, realizados por monjes, para mantener sus capacidades sexuales lo más fuertes posible.

Desde el punto de vista del tantra oriental y el taoísmo, el punto G masculino y la glándula prostática son similares a un almacén de emociones. Es el lugar donde los hombres almacenan sus energías negativas; de hecho, la visión taoísta sugiere que aproximadamente el 80% de las emociones negativas se almacenan en la próstata, mientras que el resto del cuerpo contiene el 20% de las emociones.

El masaje de próstata libera toxinas emocionales y físicas del sistema reproductivo.

En Occidente, los médicos solían realizar masajes de próstata como tratamiento estándar para la prostatitis crónica y el agrandamiento de próstata, principalmente. Con la llegada de los antibióticos, los medicamentos para la próstata y las cuestiones de privacidad, esta práctica se abandonó. El drenaje de próstata todavía se utiliza en muchas partes de Oriente como un método alternativo de terapia y un apoyo natural a la curación.